Review Dark Souls

"La paciencia son los amigos que hicimos por el camino"


Siento que es un tanto extraño hablar de Dark Souls a estas alturas de la vida, pues es un juego que vive en un limbo bastante particular. Es un juego que todo el mundo que tenga un mínimo de interés en los videojuegos conoce, pero que al mismo tiempo, no tanta gente ha jugado. Es un juego sobre el que han corrido ríos de tinta dadas sus particularidades tanto mecánicas como narrativas, así que dudo que pudiera aportar nada que no se hubiera dicho mas allá de mi experiencia con el juego, pero de nuevo, de esas también encontramos a raudales.

Dark Souls ha sido para mi sinónimo de pereza durante años. Toda esa cultura hardcore gamer que lo envolvía, sumado a lo poco que conocía del juego (que era difícil, tosco y que la historia son post-its unidos por hilos y chinchetas en la pared de algunos youtubers) hacían que no pudiera importarme menos este titulo en concreto. Muy pocos comentarios al rededor suyo me suscitaban algún interés y no fue hasta el lanzamiento de Elden Ring que de verdad sentí un mínimo de curiosidad por la obra de Form Software.

Praise the sun
Hace unos meses se dieron varias condiciones de serendipia cósmica que me llevaron a jugar Dark Souls por primera vez en directo, con mis amigos y familia como espectadores, así como algún que otro transeúnte de twitch que se pasaba de tanto en cuanto a saludar o a decirme como debía jugar.


Los primeros pasos por Lordran fueron algo toscos, el esquema de controles era muy diferente a los de cualquier otro juego que hubiese jugado antes y tuve que volver a aprender a manejar un mando, dando como resultado alguna que otra metedura de pata a caballo entre lo cómico y lo patético. La primera área del juego funciona a la perfección como un modelo a escala de todo el juego: enemigos posicionados a mala hostia, trampas en sitios puñeteros y puertas que se abrirán mas adelante. Incluso el primer enfrentamiento con el jefe, del cual debes huir por una puerta medio escondida, esta mostrando a través de las mecánicas dos dinámicas vitales en el juego: la primera y mas evidente, que no siempre vas a estar preparado para hacer frente a un jefe y que si el enfrentamiento esta siendo demasiado difícil, quizás deberías repensar tu estrategia, buscar mejores armas o afrontar el combate de otra manera. La segunda lección, mas sutil pero igual de importante, es que no todos los enfrentamientos se resuelven yendo de cabeza, que hay que fijarse en el entorno y como podemos aprovecharlo a nuestro favor, algo que mas adelante se extenderá a encontrar las debilidades de determinados jefes.

Tras ese tutorial la experiencia fue una montaña rusa de emociones en la que, si soy sincero, en mas de una ocasión estuve a punto de abandonar el juego a causa de la frustración. Zonas como al ciudad infestada o la fortaleza de Sen se me hicieron extremadamente cuesta arriba, hubo momentos de no tener nada claro como continuar la aventura y otros de bloquearse en segmentos concretos entre hogueras, pero el hecho de estar en directo, recibiendo los ánimos y la guía de mis amigos, ha sido lo que ha marcado la diferencia y me ha llevado a terminar el juego.

Este también estuvo gracioso
Tampoco quiero que parezca que he jugado obligado, lo cierto es que he
disfrutado la experiencia general. Hay secciones como el burgo de los no muertos, Anor Londo o incluso los archivos del duque o la cueva de cristal que me han parecido muy interesantes en su estructura y diseño. Algunos enfrentamientos contra jefes se han colado entre mis momentos favoritos en un videojuego, siendo Ornstein y Smough y Lord Gwyn los máximos exponentes de esto.

He disfrutado de ir mejorando poco a poco mi build, de ir probando distintas cositas hasta encontrar un estilo con el que sentirme cómodo, pero que permitía cierta flexibilidad. El mundo esta lleno de sorpresas y sean mas o menos peñazo, las ubicaciones que plantea el juego son muy interesantes de explorar, aun si transitarlas supone estar muriendo cada pocos pasos por una trampa puesta a mala idea o por estar cubierta de veneno.

Porque supongo que tarde o temprano toca hablar de la dificultad del juego, el aspecto que le ha granjeado un gran renombre en internet y que resulta a todas luces ineludible. Ante la gran pregunta de "¿Es Dark Souls un juego difícil?" la respuesta suele ser una evasiva, buscando algún adjetivo que orbite la palabra difícil pero que suene alejada de ella. "Dark souls no es difícil, es exigente" es una frase que he oído innumerables veces a lo largo de los años, pero personalmente me niego a aceptar la narrativa de que este no es un juego difícil, porque lo es.

Dark Souls es un juego que plantea su dificultad de manera propia y particular ya que no se centra simplemente en aumentar las estadísticas de los enemigos a medida que la aventura avanza o en que los combates contra los jefes sean necesariamente mas difíciles de manera progresiva, sino que lo hace a través del dialogo con el jugador mediante sus sistemas y mecánicas. De hecho, diría que el momento mas difícil es la toma de contacto con el juego, pues usa un esquema de controles bastante particular y que requiere que memoricemos una nueva forma de jugar distinta a la de otros RPGs de acción o que directamente tengan un componente de combate cuerpo a cuerpo, de manera que el periodo de adaptación (que en mi caso fue particularmente largo, debo admitir) puede hacerse particularmente duro. Sin embargo, una vez superado ese periodo de adaptación todo encaja en su lugar y entendemos bastante bien cuales son nuestras herramientas y como podemos utilizarlas.

Pasado ese pico de dificultad inicial, el juego ira dándonos picos y valles de dificultad, intercalando secciones donde tanto los enemigos como el propio escenario juega en nuestra contra, con otras donde el transito es mas sencillo y donde hay menos criaturas hostiles. El resultado es que durante el primer tercio tendremos que bajar a la ciudad infestada, un lugar donde es fácil caerse, los enemigos son puñeteros y podemos caer envenenados en un descuido, siendo una de las zonas mas difíciles a mi parecer, mientras que en el ultimo tramo encontramos una caverna de cristal donde los enemigos no son una amenaza real a esas alturas de la aventura y la dificultad radica únicamente en ir encontrando el camino para avanzar.

Porque al final Dark Souls es un juego sobre la adaptación, es un juego que pide de nosotros que aprendamos a analizar las nuevas problemáticas que nos va lanzando y que encontremos la forma de superarla. A veces la solución es algo tan "simple" como grindear un poco, mejorar nuestra arma o subir algunos niveles, pero muchas otras implica un cambio en nuestra build o en nuestra manera de jugar. Por ejemplo el camino de bajada a la ciudad infestada esta plagado de slimes asquerosos que cuelgan del techo, así que nos toca avanzar con mas calma, en los bajos del burgo de los no muertos hay una especie de asesinos que salen de los edificios que rodean nuestro camino una vez hemos pasado por delante, ganando siempre nuestra espalda, por lo que toca vigilar nuestra retaguardia. De igual forma, las zonas donde el veneno o el magma son un problema, suelen tener escondido un set de armadura que es eficaz precisamente contra esa traba.

Mas de una vez me quedé mirando 
al horizonte pensando "ya hora, pa donde?"  
Algo que quizás pasa un poco desapercibido es que el propio transito por el escenario ya es un obstáculo en si mismo. No solo por la cantidad de trampas, enemigos escondidos detrás de esquinas y peligros ambientales, sino porque encontrar el camino a seguir ya es difícil de por si. Intentando hacer el ejercicio de echar la vista atrás y pensar en como debió ser jugar a esto en la PS3 en su momento, debió ser una experiencia de lo mas curiosa. Si he sido capaz de llegar hasta el final ha sido gracias a la ayuda de otras personas que sabían el orden en que tenia que ir a los sitios, pero si no, el juego espera que o bien tengas una memoria increíble o que estés dispuesto al ensayo y error durante horas.

Los jefes son de igual manera un obstáculo que debemos analizar y comprender antes de superarlo y en los que debemos tener en cuenta no solo al enemigo al que nos estamos enfrentando, sino donde lo estamos haciendo y si estamos preparados para hacerlo. El mejor ejemplo que se me ocurre para esto son las gargolas del campanario. Aquí todo juega en tu contra, pues son dos contra uno, el escenario es una jodienda porque no solo te puedes caer a ambos lados del tejado, sino que al tener este forma piramidal, muchos de tus ataques verán modificada su trayectoria ligeramente. Este fue el jefe que mas me costó derrotar [40 intentos] y, en perspectiva, entiendo donde estuvieron mis errores. Me costó mucho entender que los movimientos que había estado usando hasta ese momento me dejaban muy vendido y que eran difíciles de acertar dada la forma del escenario, me costó entender el patrón de movimiento de las gárgolas y me costó entender que no estaba preparado para enfrentarme a ellas en el momento en que lo hice.

De haber entrenado un rato, de haber buscado alternativas en mi armamento o mi armadura, seguramente me hubiera costado menos superar este enfrentamiento, pero como si de un animal de tiro me tratase, me había cegado la visión periférica por mi impaciencia. Y es que a parte de un juego sobre la adaptación, Dark Souls es un juego que nos enseña una valiosa lección: la paciencia.

Durante los directos surgió la broma de que todos los días son una oportunidad para aprender una lección y esa lección era, en prácticamente todos los directos, el valor de la paciencia. Y bromas a parte, es la lección mas importante que aprender mientras juegas a Dark Souls. 

La paciencia es probablemente el valor mas importante a la hora de afrontar este juego, pues su diseño y funcionamiento a veces puede resultar excesivamente frustrante. Necesitas paciencia para escalar la fortaleza de Sen, en la que cada intento sirve para encontrar una trampa nueva o caer en una ya olvidada, necesitas paciencia para cuando la maldición te acorta la vida a la mitad, reunir las almas necesarias para curarte ese estado, necesitas paciencia para afrontar a la mayoría de jefes, pues lanzarte a dar estocadas sin ton ni son no suele ser efectivo.

Paciencia y adaptación son las dos fuerzas que necesitas realmente para pasarte el juego. Supongo que puede hacerse a fuerza bruta, pero incluso así necesitaras la paciencia necesaria para morir y repetir tantas veces como cabezazos te pegues contra el jefe de turno.

Con todo, la experiencia general ha sido realmente disfrutable y creo que al final he sido capaz de ver y entender por que esta saga tiene tantos adeptos. En un futuro me gustaría intentar continuar la saga pero de momento le voy a dar un tiempo, pues como decía mi madre cuando la liaba mucho en casa, necesito que santa Claus me traiga un saco de paciencia.

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